
Adobe, piedra, mortero de cal y madera. Con esos materiales, ocho personas han puesto en marcha un taller de empleo, con el apoyo del Servicio Riojano de Empleo y el Ceip, que les llevará a construir en 11 meses unas viviendas bioclimáticas en Camprovín.
Según la arquitecta del proyecto, Sara Villar Pascual, «se hará sobre unas bodegas viejas, dejando libre un patio donde estaban los lagos antiguos de recepción de uva. Como hay un gran desnivel de una calle a otra, en la de arriba se ubicará una vivienda adaptada para minusválidos y abajo se construirán viviendas para que venga gente con niños a vivir al pueblo».
La iniciativa partió del alcalde, Arturo Villar, empeñado en mantener vivo al pueblo, quien argumenta que «necesitamos gente, tenemos que crear población en el pueblo». Ese es el principal objetivo, pero también hay otros, como el de servir de modelo para la revitalización de los barrios de bodegas en otros pueblos, recuperar antiguos procedimientos de construcción y reciclar materiales como el adobe o la piedra.
De hecho, buena parte de los materiales proceden de una casa vecina que los iba a trasladar al vertedero. Con el proyecto también se quiere «concienciar a los 'albañiles de toda la vida' de que se puede generar una obra más barata y energéticamente más rentable usando materiales que ya están en desuso». Pero lo más importante para el alcalde sigue siendo que ir a vivir a Camprovín sea atractivo, preferiblemente para familias con niños.
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