
En julio de 2006, en el remoto Japón, la pequeña localidad de Miki, en la región de Kansai, era testigo de un terremoto creado artificialmente. Dentro de los laboratorios del NIED (National Research Institute for Science and Disaster Prevention), la mesa vibratoria de ensayos más grande del mundo, la E Defense, reproducía el terremoto que asoló la ciudad de Kobe (situada a 10 km) en 1995. Su magnitud de 7,3 en la escala Ritcher recuerda el reciente seísmo de Haití. Sobre esta plataforma, y resistiendo los embates de las sacudidas, se alzaba impertérrito un edificio de siete plantas construido enteramente en madera.
La prueba fue un exitoso ensayo de los muchos que se han llevado a cabo dentro del proyecto Sofie, del Instituto para la Valorización de la Madera y de las Especies Arbóreas (CNR-Ivalsa en sus siglas en italiano), uno de los centros de investigación nacionales, financiado en un 85 por ciento por la provincia autónoma de Trento (al norte del país). Son los responsables de una parte de los proyectos de reconstrucción de la ciudad de L’Aquila, devastada por un seísmo de 6,3 grados en abril de 2009. «La casa no sólo permaneció en pie; además, no sufrió daños importantes. Era perfectamente segura. Fue una sorpresa para todos», explica el ingeniero Ario Ceccotti, director del proyecto.
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